Nadie puede negar que el machismo es violento y sustenta en su poder la agresión y la subvaloración de lo que está por fuera de sus preceptos. El machismo no es un juego pero, en cambio, sí está presente en los juguetes que tenemos en casa o en la tienda que sigue separando los que son para niños y los que son para niñas.
Los juguetes están cargados de estereotipos y así los compramos y los llevamos a casa como elementos socializadores que forman una especie de código atemporal que cultiva la desigualdad y la violencia.
Esta exposición busca que rompamos “Las reglas del juego”, que seamos testigo/a de como la “vinculación entre virilidad y poder encuentra reflejo en todos los ámbitos de la cultura, incluidos los juguetes”.
“La publicidad sigue presentando a las niñas como pasivas y sin grandes habilidades, como personas frágiles y sensibles. Por el contrario, a los niños se les presenta como creativos, con intereses prácticos y competitivos, fuertes, rápidos, agresivos, inteligentes y decididos. En los anuncios publicitarios las niñas siguen aprendiendo a ser madres y amas de casa. Por el contrario, los niños juegan con vehículos, equipos de construcción y juegos de ciencias”. Núñez, 2011:927
Juguemos a no respaldar la diferencia jerárquica entre lo masculino y lo femenino.