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Cielo: El día que llegaron a mi pueblo, un 6 de abril de 1998, hicieron una reunión con todo el mundo en las horas de la noche. Estaban advirtiendo al pueblo sobre sus ideales, sobre su forma de actuar, su forma de pensar.

MH: ¿Y usted estuvo en la reunión?

Cielo: Yo estuve en la reunión, sí señora, y también al día siguiente. Mi papá tenía un negocio de víveres, una tienda (…) y esos señores le pidieron mercancía.

Cielo: Mi padre decía: “¿qué hago yo cuando llegue el otro grupo? ¿Qué hago cuando llegue la guerrilla? Porque yo no quiero aparecer como auxiliador de ninguno de los dos bandos”.

MH: ¿Y qué pasó después?

Cielo: Pasada como la una de la tarde, mandaron a buscar a mi papá con una persona, que el jefe lo mandaba a invitar a almorzar porque les había dado mercancía. Pero esa invitación fue coercitiva, con personas que lo mandaron a buscar que iban armados, no era una invitación libre. A eso de la una de la tarde salió mi papá y al sol de hoy no ha regresado. Eso fue a la una de la tarde. A las tres de la tarde ingresó un grupo de Policía, ingresaron por la entrada del cementerio del pueblo, se dispusieron como a combatir, pero al rato ya no hubo combate, sino por el contrario, la Policía estaba con el grupo de paramilitares.

MH: ¿Y cuántos son en su familia?

Cielo: Mi familia es de cuatro miembros: mi papá, mi hermana, mi mamá y yo. Somos dos mujeres, dos hermanas.

Cielo: Nosotras, al ver la demora, al ver que mi papá no llegaba, salimos a buscarlo por todo el pueblo. Mi hermana cogió una zona y yo cogí la otra para buscarlo. Mi hermana vio a mi papá. Lo estaban torturando. Lo tenían en una casa, lo estaban torturando. Mi hermana vino y avisó que lo estaban torturando y yo me acerqué a donde estaba el grupo de paramilitares con la policía y les dije que dónde estaba mi papá. Y les dije, si no le va a pasar nada ¿por qué lo tenían amarrado? Lo dije en presencia de la Policía y en presencia de las AUC. La Policía no hizo nada, dejó que a mi papá se lo llevaran, permitió que le violaran sus derechos. A eso de las tres de la tarde se presentó una camioneta de color vino tinto y llegaron a la residencia de mi padre y empezaron a buscar entre las cosas, supuestamente a buscar armas. No encontraron nada porque, efectivamente, no había armas y empezaron a cargar todo el negocio de mi papá, a robárselo. En eso encontraron una batería de carro.

Mi papá tenía un camión. Encontraron la batería del carro, le colocaron la batería al carro y también se llevaron el camión 300 de mi papá. En ese transcurso pasó más o menos un año. En ese año mi papá no apareció, no hubo señales de nada, no nos pidieron rescate, no hubo nada.

MH: ¿Y ustedes denunciaron la desaparición de su padre ante las autoridades?

Cielo: Acudimos a denunciar el caso ante la Fiscalía General de la Nación y ante la Cruz Roja Internacional. Personalmente lo hice yo. La denuncia ante la Fiscalía por mucho tiempo estuvo archivada, incluso la mandaron para un juez de circuito de un pueblo vecino, donde, por solicitud a la Fiscalía General de la Nación, ahorita se pudo lograr que le cambiaran la asignación de ese proceso, después de todos esos años por el delito de desaparición forzada. En el proceso de esa denuncia también fui víctima de amenazas. Entre febrero y mayo del año 2000, yo me desempeñaba como inspectora de Policía en un pueblo del Magdalena. Pero a raíz de que estaba, según las AUC y según las autoridades de ese momento, dando lora con mis denuncias, intentando ubicar a mi padre, intentando buscarlo, me fueron a asesinar en ese municipio. Afortunadamente, o gracias a Dios, pude salir ilesa de esa situación y renuncié.

Cielo: Yo he estado muy de cerca de la investigación del caso de mi papá. Por ser abogada he tenido acceso al expediente, con luchas, pero he tenido acceso al expediente, es decir, he podido analizar algunos apartes del expediente, algunos documentos”.

Cielo: En el municipio de Playón de Orozco, el 9 de enero del año 1999, realizaron una masacre grande, de treinta y cinco personas y quemaron viviendas. Entonces la Comisión de Reparación de víctimas y Acción Social, nueve años después fueron a ese pueblo a conocer a la gente, a querer conocer los hechos. Entonces yo fui la primera vez a Playón de Orozco y, personalmente no me gustó, porque en ese momento los desplazados de ese corregimiento todo el interés lo centraron en la bendita reparación económica. Yo me vine en el carro en que venía la Comisión de Reparación de víctimas, venía un zar que crearon en la Gobernación del Magdalena para los actos de violencia, un cargo que crearon. Venía ese señor ahí y yo pues me sentía muy indignada. Como víctima me sentía muy indignada y empecé a expresar lo que sentía, en el vehículo.

Empecé a decir que el Estado nos quería comprar; que nadie estaba pensando en el dolor y en la aflicción que cada familia había tenido y que se estaban olvidando de esa parte; que todo lo querían reparar con veinte millones de pesos, que es la reparación administrativa; que nadie estaba pensando en el dolor, que nadie estaba pensando en la falencia, que nadie estaba pensando en el puesto desocupado, en el puesto que está allí esperando por ese ser querido.

MH: ¿Y qué pasó Cielo? ¿Cómo fue ese encuentro?

Tuve la oportunidad de conocer, no de cerca, pero sí de pronto, como dice uno, de rebuscar algunas cosas y todo apuntaba a que el jefe de la zona era “5.7”. Una de las cosas que también pude entrar a comprobar es que, cuando a mi papá se lo llevaron, decía mucha gente que la persona que estaba liderando tenía un problema en su ojo. El señor “5.7” físicamente tiene un estrabismo. Eso hoy me permite, de pronto, tener una premisa más acentuada de que el señor “5.7” tiene responsabilidad en el hecho. Me trasladé a la cárcel Modelo de Barranquilla para hablar con un reinsertado, una persona que fue miembro de las AUC y que estaba liderando el proceso en el año 1998 en esos pueblos circunvecinos, el señor con el alias de “5.7”. Tuve la oportunidad de hablar con él y él me manifestó que estuvo al mando y estuvo al frente de todos esos hechos que ocurrieron en la zona en el año 1998 y, especialmente, en el caso de mi padre. Fue importante para mí porque pude, de pronto ante una persona, por lo menos ante una persona, dejar sentadas la honorabilidad y la dignidad de mi padre. Porque se quiere hacer ver en Colombia que todo el que fue víctima de los grupos al margen de la ley tenía una situación…

Entonces entramos y la persona llegó, tenía hasta educación, saludó y nos sentamos. Empezó a contar. Yo decía “prefiero que mi muerto se pierda antes de que una persona que no tuvo que ver en los hechos hoy quiera endilgarse ese hecho para obtener los beneficios de Justicia y Paz”. De pronto ese fue el motivo por el cual fui a la cárcel, para hablar con él, porque quería tener la certeza de que él había estado en el lugar de los hechos para yo poder decir sí, fue usted, y no que esas mismas víctimas que ellos ajusticiaron les vayan a servir para hacer méritos en el sistema de Justicia y Paz. El motivo por el cual fui fue ese: tener la certeza de que esa persona conocía los hechos, sabía de los hechos y perfectamente podía usar a mi muerto para hacerse a los beneficios de Justicia y Paz. Mientras no tuviera la certeza de eso, téngalo por seguro que hubiera preferido que nadie diera cuenta de él.

Alias“5.7”: Los hechos ocurrieron… Hicimos una reunión en ese pueblo, en la noche y tu papá se sentó en un asientico y dijo, “lo que pasa es que yo tengo un montecito para allá”. 

Cielo: Mi papá tenía una finca. (Efectivamente, mi papá sí dijo eso. De igual forma yo también me cercioré que en las declaraciones que yo había hecho en mi proceso en la Fiscalía. Esos hechos yo no los había contado, porque si yo los contaba él los pudo haber leído y los está repitiendo como un loro, pero yo esos hechos no los conté en mi denuncia. Es decir, él estaba contando que sí ocurrieron los hechos y que yo no lo había puesto en mi declaración ante la Fiscalía. Ok. Entonces sí sabe de los hechos).

Alias“5.7”: Bueno, nosotros estábamos en una entrada del pueblo que es como una “Y”, tiene dos accesos. Nosotros estábamos ahí, yo guindé mi hamaca y esa persona que dijo haber sido de la guerrilla dijo que su papá auxiliaba a la guerrilla. Y yo le dije: bueno, investigue bien y yo le doy la orden [de matarlo].

Cielo: A mi papá se lo llevaron al día siguiente.

Alias“5.7”: Él habló, contó los hechos.

Cielo: Bueno, a mi papá se lo llevaron en un carro.

Alias“5.7”: No sé del carro. Unas personas de acá de esta ciudad fueron hasta el pueblo de ustedes a traer el resto de la mercancía en la camioneta.

Cielo: Cuando él terminó de hablar me dio el uso de la palabra. Entonces yo en ese momento le decía que nosotros, los seres humanos, tenemos un instinto de supervivencia. Y si a mi casa, a un negocio de tienda, llega un grupo al margen de la ley, así como llegaron ellos diciendo “usted me tiene que dar”, yo le aseguro que yo le entrego lo que tengo y lo que no tengo, porque los humanos tenemos un instinto de proteger la vida, de supervivencia, que a veces no tenemos límite. Sí, efectivamente, para unas elecciones del año ‘»»# a la zona llegó un grupo que decía ser guerrilla, y no solo llegó a mi casa, llegó a varias. Y yo le dije, si usted tiene rabia con la guerrilla, mátese con la guerrilla. No me joda a mí que soy población civil, incluso también le dije, usted estaba armado y yo estaba desarmada.

Cielo: Mi mamá no tiene brillo en sus ojos. Mi mamá era una mujer feliz, una mujer alegre. Mi mamá hoy no tiene brillo en sus ojos.

Cielo: Mis padres eran campesinos y nos hicieron profesionales. Mi hermana es médico y yo soy abogado’). Eso tiene un valor importante, para nosotras tiene un valor importante, porque eran personas campesinas que dieron su vida, su mayor esfuerzo por educarnos. Y ahí está el puesto desocupado. Mi mamá quedó de treinta y ocho años y no se ha vuelto a casar. El puesto está ahí, desocupado, esperando. Hemos alcanzado logros y ha hecho falta ese abrazo. Incluso a mi casa la rayaron colocando logos de la guerrilla.

MH: ¿Cómo dando a entender que ahí vivían guerrilleros?

Cielo: Sí. Y nosotras el mismo día cogimos pintura y tapamos todo eso porque nosotros no somos guerrilleros.

MH: ¿Qué dijo“5.7” mientras le decías todo eso?

Cielo: Yo le dije, “yo me gradué y me faltó el abrazo de mi papá”.

Cielo: En mi casa mis papás no tuvieron hijos varones y yo tengo dos hijos varones. Usted le robó a mis hijos la oportunidad de tener un abuelo y le robó a mi padre la oportunidad de criar hijos hombres.

Cielo: ¿Y quién le dijo a usted que yo estoy aquí por 20 millones de pesos? ¿Quién le dijo a usted eso señor? Yo me puedo hacer 20 millones de pesos así me toque trabajar días y noches, pero me los puedo hacer. Yo estoy aquí porque mi padre no fue un guerrillero, porque mi padre era un campesino trabajador y la dignidad de él hoy no se sabe. Qué pasó con él, no se sabe. Dónde está, no se sabe.

Alias “5.7”: No, lo que pasa es que el resto de víctimas siempre han venido acá y nos han rogado que reconozcamos los hechos para que las reparen

Cielo: No, señor, ese no es mi caso; yo no estoy aquí para que el Estado me regale 20 millones. Me dolería ponerme unos zapatos con esa plata. Porque yo prefiero un abrazo de mi padre, se lo cambio señor, se lo cambio por todo el dinero que pueda ofrecer el Estado. Se lo cambio señor, todo el dinero del mundo se lo cambio por volver a ver a mi padre, por sentir su abrazo, por ver a mi familia nuevamente como [éramos]. Porque el dinero se acaba. Mi papá tuvo que morir para nosotras ser mejores personas, porque nos tocó duro. Nos tocó pedir chance en los buses, nos tocó que la gente nos mirara porque los zapatos estaban despegados, nos tocó aguantar que la gente dijera que a mi papá se lo habían llevado por malo. Acabaron con nuestra honra, acabaron con nuestra honorabilidad y no solo con mi familia más cercana, también con los hermanos de mi papá, porque igual mi papá era una persona trabajadora, una persona que ayudaba incluso a sus hermanos.

Igual quiero dejar sentado que el Estado trate de hacer justicia, que trate de darles a las víctimas verdad y no verdades a medias. En mi pueblo, cuando estaban las AUC y la Policía en pleno fulgor, le quitaban los mofles a las motos y sonaban las motos en las calles con una imponencia y una altivez, como que nunca iba a llegar la justicia o nunca iba a llegar la ley.

Hoy la ley tuvo un momento de lucidez al momento en que fueron aprehendidos, al momento en que se reinsertaron. ¿Cuáles fueron los objetivos de esa reinserción? Yo no los conozco, pero sí sé que no son los que ellos imaginaron. Y hoy la ley tiene lucidez. Es eso, sí, que les va a dar beneficios por contar la verdad. Perfecto, porque todos tenemos esa oportunidad de resarcir el pasado, de quizás intentar blanquear las hojas que fueron negreadas o ponerle cloro a una tela negra. Pero que lo hagan con dignidad, que lo hagan asumiendo, quien tenga que hacer que lo haga asumiendo que se les fueron las luces o que el asunto se les salió de las manos, pero que hicieron esto y esto. Hoy a los grupos desmovilizados el Estado les entrega granjas, les entrega dinero, les entrega auxilios. Y si vamos de pronto también a las oficinas de Acción Social encontramos que para que una víctima o un beneficiario reciba una ayuda tiene que entutelar, porque los tribunales están llenos de tutelas para que les entreguen recursos humanitarios, para que les entreguen ayuda.

MH: ¿Y cómo se sintió después de hablar con alias “5.7”?

Cielo: Le cuento que salí mejor de lo que había entrado. Por lo menos salí y por lo menos mi familia me apoyó mucho porque muchos de mis tíos, mi mamá, mi hermana, sabían que yo iba a estar en eso ese día y cuando entré me llamaron y cuando iba a salir también me llamaron, que qué había pasado, porque de pronto yo estoy representando el dolor de mi familia. Sí, pero hay un repudio que no podrán borrar, porque el dinero podrá comprar zapatos, podrá comprar equipos, podrá comprar muebles, podrá comprar carros, podrá pagar especializaciones, pero nunca podrá borrar dolor y tragedia. Y al señor “5.7” ese día yo le preguntaba que por qué se acordaba de ese caso de mi papá y me dijo: “¿sabes por qué me acuerdo de ese caso? Porque me preguntó la Cruz Roja por él, porque un policía me llamó para decirme que yo tenía que ir a resolverle el asunto que les había dejado con una peladita loca que andaba denunciando, por eso me acuerdo de este caso en particular.

Cielo: Recuerdo que cuando a mi papá recién se lo llevaron, a la senadora Piedad Córdoba supuestamente se la habían llevado unos grupos de AUC. Y me acuerdo que hicieron bombos y platillos para rescatarla, para hacer contactos, para que la sacaran. Pero cuando un campesino común y corriente, cuando hay treinta personas masacradas como en el corregimiento del Playón: cuando dos personas víctimas que fueron masacradas, que les abrieron sus estómagos y los tiraron al río para que se las llevara la corriente (ocurrían hechos como esos) no se aparecía una sola autoridad. Es decir, se necesita tener poder político para que los derechos de una u otra manera le puedan resultar a uno o para que se los puedan salvaguardar. Si no tiene poder político, dice uno en la costa, un bolero más que se muere o un animal más que se murió y que no tiene dolientes. Y eso era lo que les molestaba, que con mi papá habían aparecido dolientes, había gente buscando, había gente diciendo ¿qué pasó? Y en cada oportunidad que teníamos de preguntar, de averiguar qué pasó, lo hacíamos.

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